Por Laura Gamboa y Laura Gutiérrez
En el
presente ejercicio de indagación, se pretende exponer y analizar algunas
estrategias que, a consideración de los maestros en formación, y atendiendo a
los teóricos en el asunto, son esenciales en la promoción de la escritura en el
aula, más aún en la básica primaria.
Escribir es
un asunto casi existencial. Pues, con esta herencia de antaño es que la
humanidad ha logrado transferir sus saberes y errores a las futuras
generaciones. Incluso, para el siglo XXI, es gracias a la escritura y a la
matemática que se han logrado desarrollar las polémicas inteligencias
artificiales.
Así, pues, escribir (y escribir bien) debería ser una suerte de necesidad que demandara ser satisfecha a diario, en todo momento. Sin embargo, la realidad es que los sujetos utilizan la escritura de forma inconsciente la mayor parte del tiempo y no se escribe de forma consciente y coherente, sino que parece responder a un proceso mecánico y, a veces, hasta mal hecho. En ese sentido, es menester intentar cambiar la forma en que la escritura irrumpe en los sujetos, en su cotidianidad. Por lo tanto, hay que pensarse la escritura desde los niveles más básicos de la escolaridad, atendiendo a las siguientes recomendaciones:
En primer lugar, es importante tener en cuenta la expresión personal de los estudiantes y, en definitiva, como maestros se debe priorizar el gusto del estudiante. No obstante, no se debe dejar de un lado la guía del maestro y el enriquecimiento de prácticas de escrituras dirigidas para desarrollar habilidades específicas, pues si se practica en exceso, podría generarse la falta de escritura sobre asuntos formales y en torno a objetivos claros.
En segundo lugar, los maestros deben considerar la retroalimentación como un ejercicio en donde se destaquen las áreas de mejora, de manera equilibrada y motivadora, para que el estudiante no se sienta juzgado por las fallas en la escritura, sino que se le explique que se destacan con el objetivo de mejorarlas. Por consiguiente, como maestros se debe buscar ser equitativo y, al igual que destacar sus fallas, también destacar sus fortalezas, pues cada elemento es vital para el proceso de aprendizaje. Una de las formas que recomienda Jossete Jolibert de evaluación, es la evaluación sistemática, en donde cada niño puede recurrir a dos autoevaluaciones de su producción final y con ayuda del maestro, o de una ficha que le diga los criterios de evaluación, pueda verificar el progreso que ha tenido.
En tercer lugar, se advierte a los maestros que suelen aplicar la modelación de textos, que si bien esta práctica es efectiva, se debe realizar con sutileza y responsabilidad, combinándola con la práctica independiente para que los estudiantes desarrollen su propia forma de escritura y que sus creaciones logren tener un estilo propio. Pues como dice la autora francesa, Jolibert, en su libro "Formar escritores de textos", el estudiante tiene su procedimiento de escritura propia. Es necesario que él viva estrategias de aprendizaje que le permitan tener referencias constantes y a la vez construirse sus propias competencias.
En cuarto lugar, si el maestro ha considerado
utilizar organizadores gráficos, debe entender que son muy útiles para ordenar
ideas, para conectar saberes, para entender mejor una área, pero no se deben
usar de manera excesiva, puesto que los estudiantes también deben aprender a
planificar sin depender de esta herramienta y nunca está mal conocer otros
métodos de aprendizaje.
En quinto
lugar, enseñarles a los estudiantes otros modelos de escritura puede ayudarles
a comprender de mejor manera las formas escriturales y similares técnicas de
escritura avanzadas, como el uso de vocabulario enriquecedor y estilos
literarios diversos. Además, que pueden aprender mejor a través de ejemplos
concretos y modelos a seguir. Sin embargo, se debe cuidar que los estudiantes
dependan de los diferentes modelos de escritura, pues pueden presentar
dificultades para adaptar las técnicas aprendidas a sus propias ideas y temas,
además que puede ser abrumador al tener una comparación de trabajos.
En sexto
lugar, contemplar el trabajo colaborativo beneficia mucho al estudiante, pues
se logran resultados en conjunto que ayudan, no solo en su aprendizaje sino en
la socialización entre sí, además que es un ejercicio en el que se les facilita
comprender mejor los diferentes temas y puede llegar a desarrollar más rápido
su aprendizaje, pero es importante asegurarse de que cada estudiante desarrolle
sus habilidades de escritura individualmente y no dependa en exceso de otros.
El niño tiene que darse cuenta de que individualmente él también puede tener
resultados gratificantes y que su esfuerzo personal puede tener mayores
resultados.
En séptimo lugar, y este punto es en torno a la tecnología, Daniel Cassani sostiene que hoy en día los alumnos de un aula son mucho más diversos entre sí que hace 50 años y pueden tener conocimientos previos y habilidades muy sofisticadas. Lo que sostiene el autor es real, en la actualidad la tecnología es muy útil, da la oportunidad de tener diferentes ayudas como plataformas, sistemas, buscadores e incluso las ya mencionadas inteligencias artificiales, que lanzan al usuario un resultado en cinco segundos.Todas estas herramientas pueden ayudar a realizar un escrito de manera correcta, cumpliendo con la pragmática, la sintaxis, cohesión, gramática, etc., y los estudiantes desde pequeños ya saben utilizarla, crecieron con ella y se adaptaron completamente. Empero, también es relevante considerar los problemas que la inclusión de nuevas tecnologías traería consigo al aula. Por lo tanto, es importante destacar que su uso debe ser supervisado para garantizar que los estudiantes sigan desarrollando sus habilidades de escritura de manera autónoma, sin caer en el plagio, por ejemplo.
Los
maestros deben conocer las herramientas para enseñarles a usarlas en diferentes
contextos y utilizarlas de forma responsable y honesta.
En octavo
lugar, y como se venía mencionado con anterioridad, escribir es un asunto cotidiano,
la escritura hace parte del hombre moderno. Sin embargo, hay que buscar
promover rutinas de escritura consciente, que está bien para la práctica
regular. No obstante, no se debe olvidar que es fundamental que los estudiantes
tengan la libertad de explorar la escritura de manera creativa y personal,
pues, en estos primeros niveles, es importante que el estudiante desarrolle un
amor a la escritura y que la practique por gusto, no solo por obligación.
Realizar la escritura de manera rutinaria se puede volver monótono y por ende
agotadora para el niño.
En noveno
lugar, se hace énfasis en la valoración del trabajo de escritura del
estudiante, pero no debe realizarse de manera superficial. Debe apreciarse de
forma genuina por la creatividad y esfuerzo de los estudiantes. También
enseñándoles que lo más importante no es que una autoridad dé el visto bueno a
su escrito, sino que ellos se sientan satisfechos con sus resultados, quieran
seguir mejorando y que eso los impulse a amar más la escritura. Esto no se
trata de una carrera de qué estudiante avanzo más rápido, sino de que cada uno
pueda voltear a mirar su aprendizaje de escritura y lectura desde sus inicios y
se sientan orgullosos de todo lo que han mejorado.
Finalmente,
hay que señalar que la guía del maestro es importante para enseñar géneros
específicos, pero podría limitar la expresión personal si se hace en exceso. Es
importante encontrar un balance con los estudiantes, en donde haya un
equilibrio entre la guía y la creatividad.
Referencias
Jolibert, Josette. (1995). Formar niños productores de textos (5a. ed.). Dolmen Ediciones.
Tekman. (10 de febrebro, 2022). Daniel Cassany: “Hay que retar los conocimientos previos del
alumno.” Tekman Education. https://www.tekmaneducation.com/entrevista-daniel-cassany
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